La calidad de la comida es espectacular, a muy pocas cosas le puedes sacar una pega. Las elaboraciones son originales pero conservan la esencia de siempre, hasta una simple catalana sabe diferente en “el torrao”. Las berenjenas fritas están para quitarte el sentido.He estado varias veces aquí y todas he comido super bien, pero la última vez que fui (hace meses) noté muchísimo la subida de los precios. Se nota bastante el precio de las raciones y en algunos casos, por ejemplo las croquetas, no puedes pedir por unidad como antes.El espacio es reducido, hay pocas mesas y si quieres asegurarte el comer dentro, y a gusto, tienes que reservar con antelación. En la barra también puedes comer pero yo la aconsejo para tapear porque estás justo en el paso de la puerta y te agobias cuando entran y salen los comensales y los camareros.Mi recomendación es ir a este sitio a probar todo lo salado, merece muchísimo más la pena que guardarte sitio para un postre allí.